“Era mi hija, la crié desde los dos años”, así se defendía el padrastro de Florencia
Casi al mismo tiempo, cuando la jueza Virginia Palacios recibía la información de que una nena muerta había aparecido debajo de un puente en Saladillo, Lucas Gómez volvía a enfrentarse con los medios de comunicación: “Me miran con sospechas solo porque soy el padrastro. Pero tengo la conciencia tranquila”.
El hombre fue el último que vio con vida a Florencia Di Marco y quien se expuso desde el primer momento a los requerimientos de la Policía y también de la prensa. Para la opinión pública fue siempre sospechoso y hubo cientos de comentarios, hipótesis y acusaciones en su contra por las redes sociales.
El jueves, cerca de las 18, Gómez acompañó a su pareja, Carina Di Marco, hasta la Plaza Independencia donde habían convocado una marcha para que Florencia apareciera. “Estoy acá como debe ser”, respondió en primer lugar.
Dijo que vivía sus horas con “amargura e impotencia”, porque consideraba a la nena como a su hija: “La crié desde los 2 años. Todos me miran con sospecha solamente porque soy el padrastro, pero nadie se pone en mi lugar. Es muy difícil lo que estamos viviendo”, expresó en su última exposición ante los medios de comunicación.
A los periodistas, ese día, volvió a aclararles cómo fueron los últimos minutos que vio a su hijastra: “Llegué a las ocho menos veinte, me paré en la esquina, ella se bajó, entró y me hizo seña que me fuera. Siempre vengo un ratito antes porque como el nene también entra a las 8, de ahí me fui a dejar al otro nene”.
Recalcó que “todos los días” era él quien la llevaba a la escuela y la iba a buscar a las 12. Por eso, la lupa estaba sobre sus pasos.
La noche del hallazgo la Policía invadió la casa de la familia y la custodió hasta que la jueza dispusiera medidas. Recién este viernes se realizó un allanamiento y Gómez quedó detenido como el principal sospechoso del asesinato.